Silencio


Cogí las últimas palabras que revoloteaban en la cocina y las metí en la jaula. La coloqué en la peana y limpié el polvo que tenía por encima. Enderecé los cuernos. Saqué las manzanas del horno y las serví en dos platos. Me senté y miré la jaula.

—Hoy he tenido un día de perros –dijo Antonio mientras masticaba un trozo de manzana.
Yo coloqué el dedo índice sobre los labios y subí el volumen. Antonio resopló.

—Y tú, ¿qué tal en el trabajo? –preguntó.

Solté el tenedor sobre el plato. Metí la mano en su boca, toqué la lengua y le arranqué la palabra que tenía en la garganta. Tenía cubierta la mano de saliva. La palabra aleteó dentro de mi puño.
La introduje en la jaula y allí se peleó con el resto por hacerse un hueco. Me limpié la mano en la falda y Antonio se cruzó de brazos.

—¿Cómo crees que se llama la gente de Guadalajara? -pregunté.

Los dos mirábamos en silencio la jaula de palabras.



Pilar Serrano Verde
1º Premio Microrreltos Bardebla's 08